miércoles, 8 de abril de 2020

La formación como filosofía de vida

Nota a fondo con Lucía Ledesma, entrenadora nacional de básquet. Su juventud en Moreno, su llegada al básquet transerrano, Comercio, actualidad del básquet local, Sarmiento, cuarentena y mucho más, en diálogo exclusivo con PDT.


FUENTE: PDT

Siempre predispuesta cada vez que se la requiere, Lucía Ledesma, 34 años, acepta amablemente la requisitoria periodística de Panorama Deportivo Transerrano, con la delicadeza que la caracteriza, tanto adentro como afuera del parquet.

Profesora de Educación Física, Licenciada en Educación Física, Entrenadora Nacional de Básquet (nivel 2), Instructora de Pilates, Preparador Físico de Alto Rendimiento, Personal Trainer Nivel Internacional y Masoterapeuta son algunos de los títulos impregnados en su currículum, además de cursos de vóley, natación, psicología y handball, denotando un continuo movimiento de aprendizajes a lo largo de su extensa carrera.


El diálogo arranca a partir de su infancia en Provincia de Buenos Aires: "viví en Moreno y comencé a practicar un par de años gimnasia artística a los cinco años y judo; luego patín carrera y natación, hasta llegar al deporte que me enamoró, el básquet a los seis años".

En el Club Recreativo Los Indios de Moreno, donde su hermano Pablo despuntaba el vicio, viajó por todo el país con su mamá Silvia para acompañarlo en los encuentros nacionales con la "naranja".

Pasó por algunos clubes hasta que le llegó la edad de decidir si se dedicaba al básquet o estudiaba. Como ella misma lo expresó, "siempre me gustó la actividad física y el trato con los niños, entonces decidí estudiar Profesorado de Educación Física en Merlo, luego la licenciatura en la Universidad de El Salvador y a la par entrenador nacional de básquet en el Cenard".

Siendo muy joven, Ledesma comenzó a trabajar en categoría pre mini con un club de General Rodríguez, fue ayudante de cátedra del profesorado y le ofrecieron la coordinación del Club Social y Deportivo Paso del Rey, para después llegar al club porteño de General Rodríguez.


¿Porqué decidiste instalarte en el Valle de Traslasierra?

"Algo cansada de la rutina de la ciudad, decidí venir, viajar un año, conocí Traslasierra y me quedé a vivir en carpa un verano. Pasó el tiempo y me quedé alquilando por la zona. Vine a Mina Clavero por unas amigas del básquet que tienen una posada ahí y luego conocí Villa Dolores con un novio que tenía en ese momento, me compré un terreno por acá y me quedé para pagarlo".

"No tenía trabajo, entonces hacía feria en Las Rosas vendiendo yerba orgánica y azúcar mascabo. Luego me vine a vivir a Dolores y comencé a hacer viandas vegetarianas para pagar mi terreno. Viviendo en el monte, en carpa, vine una vez en bici desde el Cóndor Huasi hasta Defensores a entrenar porque me habían dicho que tenían básquet femenino".

¿Cómo se dió la oportunidad de trabajar de lo que habías estudiado?

"Escribí en el facebook de los dos clubes de básquet (Comercio y Defensores) para ver si tenían profe, me respondió Maxi Mendiburu de Club Comercio y tuve una entrevista en el club presentando mi currículum. En ese tiempo se había ido Gastón Hernández porque había estado Tuti (Martín León) y no había básquet, sólo un grupo de primera que se juntaban a la noche".

"Presenté un proyecto de mini básquet y ahí me ofrecieron organizar el equipo que había de primera. Lo dudé, porque no sabía cómo era el ambiente, pero necesitaba laburar".


¿Fue complejo en esos primeros tiempos estar al frente de un grupo de varones? ¿Ya habías tenido otra experiencia en ese sentido?

"Ya había tenido experiencia con grupos de varones adolescentes en escuelas y varias clases en el profesorado de educación física en grupos mixtos, pero nunca en equipo de básquet".

"Eran más grandes que yo, en ese momento tenía 28 años. Recuerdo que llegué temprano y estábamos con Maxi en el centro de la cancha de Comercio.... los jugadores llegaban y no entendían quién era yo, quizá esperaban a alguien más grande".

¿Qué pros y contras tiene estar a cargo de un grupo que no sólo entrena, sino estudia o trabaja simultáneamente en otras labores?

"El grupo estaba bueno, eran amigos de siempre, se conocían mucho y tenían mucha confianza. Eso, a veces. hacía que no se concentraran y yo siempre trabajé al 100% de los jugadores que tenía, tratando de potenciar lo mejor de cada uno, pero a veces el cansancio, la rutina diaria y la vida misma, hacen que el jugador vaya teniendo altibajos en el juego, por lo que yo debía acomodarme a ellos en primer lugar".

"Siempre me sentí cómoda con el grupo de trabajo. Desde el primer día les pregunté qué querían ellos de mí y me dijeron que querían que los tenga "cortitos", acostumbrados a gritos y a entender el deporte como sacrificio quizá y yo no trabajo así. Les aclaré que yo los iba a respetar y a enseñar mi forma de juego y mi filosofía, que es no castigar con el deporte y que por conocimientos nos íbamos a entender, pero si en algún momento me sentía incómoda podía irme".

¿Cómo llegaste a implementar tu idea de básquet dentro del equipo? ¿Rápidamente el grupo comprendió tu mensaje o te llevó un tiempo prolongado?

"Eso fue bien, nos acomodamos y empezamos a llegar a las finales, pero siempre perdíamos con Defensores. Busqué miles de formas de entrenar para cambiar eso y fui una vez a una psicóloga amiga - alumna, Yamila Bornancini, le expuse el problema y me enseñó a potenciar la contradicción de lo que yo transmito (mujer, voz baja) en mi equipo de varones. Les hice varios ejercicios de grupo, hasta hubo lágrimas en esa ronda y una meditación que cambió todo".

"El contraste de ser mujer y tener pasión por el deporte debía hacerles un click a ellos y lo logré a través de los ejercicios de psicología deportiva y meditación. Actualmente sigo capacitándome en PNL (Programación Neurolinguistica) y yoga para aportar al básquet, aunque parezca que nada tiene que ver".


¿Qué características tienen los equipos de Lucía Ledesma? ¿Cómo intentan jugar?

"Buena pregunta. Mis equipos son primero grupos de buenas personas, dentro y fuera de la cancha. La convivencia es fundamental para llegar a un equipo y que cada uno encuentre el rol que le corresponde. Me gusta que sean disciplinados a la hora de entrenar, cuidarse como deportistas, traer sus cosas, agua, bolso, cuidar las zapatillas en los más chicos, trato de inculcar hábitos de higiene y cuidado corporal".

"La filosofía de juego es primero saber a qué juego (conocer el deporte que hago, reglas, fundamentos, historia), para qué juego (determinar el objetivo principal por el que practico esto). Yo le llamo el "ganar de cada uno", no es lo mismo el que practica porque quiere ganar un campeonato o el que quiere estar en forma o el que quiere salir un rato de la casa".

"Me gustan los equipos competitivos, al límite de cada uno pero con un objetivo común y el cómo voy a hacerlo. Mis viejos siempre me inculcaron hacer las cosas al 100%, hacerlas bien o no hacerlas. Entonces, siempre buscando lo mejor de cada uno, qué es lo que tengo a mano y potenciar eso. Ser impecable en el entrenamiento y con mi equipo. Intentamos jugar con inteligencia, fuertes físicamente y en velocidad".

¿Porqué el básquet de Traslasierra no puede dar el salto de calidad, enfrentarse con otras asociaciones o federaciones y tener un roce que le permita crecer?

"Creo que porque nunca nadie continuó el trabajo de escuelas deportivas. Siempre se le da más importancia a equipos de primera que de iniciación, para eso hay que trabajar mucho. El camino es lento y a largo plazo, hay que ser exigente y detallista en la formación de los pequeños jugadores, sin dejar de lado que son niños, pero teniendo la ambición de llegar al 100% de cada uno".

"Es una zona con muchísimo potencial, yo estoy trabajando en eso hace tiempo. Creo que otro factor importante son los clubes. No veo en Villa Dolores la cultura de club, si bien muchos practican varios deportes, no está la costumbre de ser socio y pasar tiempo en mi club, de ir a comer algo, juntarnos en el club a jugar. Yo crecí con eso y creo que es súper importante para el desarrollo de un adolescente. Si bien son otros tiempos, los clubes no están acondicionados para ir a pasar el tiempo ahí".


¿Qué enseñanzas querés dejar a futuro en nuestro básquet?

"Como entrenadora y deportista, educar en serio a través del ejemplo y el poder de la palabra. Quisiera ver todos los fines de semana que se juegue básquet en todos los clubes de la zona, poder ir a una cancha y que no esté vacía. Mucho básquet por todos lados y en mi club un básquet fuerte, bien jugado y moderno".

"El básquet te enseña valores, convivencia, te da amigos para toda la vida y te hace crecer como persona".

¿Cómo surgió lo de Sarmiento Básquet y qué expectativas te genera en lo personal?

"Lo de Club Sarmiento surgió de una necesidad personal de esto último que decía de que el básquet esté por todos lados. Sabía que había un tinglado en Sarmiento y otra opción era San Pedro. Hace tiempo que venía con inquietudes y ganas de hacer encuentros nacionales, campus, clínicas de básquet. Mis ideas y mi cabeza van muy rápido a veces y siento que en este lugar hay mucho por hacer. La necesidad de tiempo y espacio para desarrollar mis proyectos me llevó al Sarmiento".

"En lo personal, estoy muy conforme con el club y me dan más ganas de trabajar. Fui muy bien recibida por la gente de la comisión, la municipalidad y el intendente. Me ayuda mucho el tetracampeonato, mi currículum y arrastro al jugador más valioso, a mi parecer, que es mi pareja (César Simois), al cual estoy agradecida porque en primera instancia fue él quien me apoyó en la decisión del cambio de club. Él es quien ve y hace todo ele sfuerzo que es llevar un club adelante con todas las categorías. Sé que es difícil para él que nació en ese club como jugador de básquet (Comercio) y agradezco que apoye al proyecto deportivo familiar. Soñamos con un club y un básquet de elite para nuestros hijos".

¿Cómo es un día de aislamiento en estos tiempos para Lucía Ledesma?

"Trato de mantener la rutina, me levanto y hago mi práctica diaria de yoga en ayunas. Este año estoy haciendo el profesorado de Hatha Yoca en Nono. Unos mates, unas frutas y a ordenar un poco. Estoy atrapada con el libro Inteligencia Emocional de Goleman, así que un poco de lectura, muchos mates, charlas y ejercicios con César. Ya llevo leídos tres libros de pilates y hago mi práctica de pilates que es en lo que me especializo también".


El básquet femenino también escribe su propia historia en Traslasierra. De "un año entero con tres jugadoras, se conoció y ganamos tres campeonatos en San Luis. Lo manejamos con Ana Beltrán que es una jugadora española de trayectoria muy interesante y César que nos da una mano siempre".

Lucía decidió, antes del aislamiento social obligatorio, dedicarse de lleno al Mini Básquet y coordinar todas las categorías en Club Sarmiento, sin dar entrenamientos. Su mente soñadora y sus ideas revoloteándole diariamente, le permiten avizorar un futuro promisorio para el básquet transerrano. Para eso hace falta mucho trabajo a largo plazo. A ella, aventurera y apasionada, formadora y paciente, le sobra capacidad para hacerlo realidad, visible.








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