jueves, 2 de abril de 2020

El diario de Anna

Aballay se confiesa en PDT. Sus inicios, sus logros, sus sueños, su futuro. Entrevista imperdible con la arquera del Handball Club Comercio de Villa Dolores y la Selección Argentina.


FUENTE:PDT

No solo sobresale en el deporte que practica desde los siete años. Además, porta la bandera provincial en el último año de la escuela secundaria en el Instituto Privado Presbítero Juan Vicente Brizuela y es una de las alumnas más destacadas en la institución educativa villadolorense.

Anna Azul Aballay nació en la ciudad de Córdoba el 11 de noviembre del año 2002, a los cuatro años de edad se fue a vivir a Río Cuarto "porque mis padres habían terminado de estudiar la carrera de arquitectura, necesitaban trabajo y decidieron ir donde vivía mi familia paterna".


Llegó a Villa Dolores en el año 2009 "porque mis papás se habían separado y mi mamá tenía toda su familia acá, teníamos casa y nos vinimos". A partir de ese año, la "dueña del arco" comenzó a disfrutar de su estadía en el Valle de Traslasierra y a "saborear las mieles" del éxito en lo estrictamente deportivo.

En diálogo con Panorama Deportivo Transerrano, Anna nos cuenta sus inicios en el handball, sus experiencias con Club Comercio, selección de Córdoba y selección Argentina de Handball y sus deseos de superación a futuro, entre otros temas, en conversación vía audios de whatsapp con este medio periodístico.

¿A qué edad y porqué eligió practicar handball?

"Arranqué a los siete años porque una amiga de la escuela había empezado a ir y yo no estaba haciendo nada. Me dijo vamos juntas y fuí como para acompañarla, pero otra de las razones fue que mi abuelo fue profesor de Educación Física y era una disciplina que le encantaba, fue una de sus favoritas a lo largo de su carrera. Entonces, eso me incentivó".

¿Empezó como arquera o primero fue jugadora de campo?

"Como empecé tan chiquita, la verdad que fui jugadora de campo. Estuve varios años ya que en las categorías más chicas no hay posiciones fijas y el arco va rotando para que todas puedan jugar un poco".


¿Cuándo sintió que el arco era su puesto y cuál fue el primer recuerdo?

"A mí no me gustaba mucho el arco, pero cuando era infantil de segundo año (2014), Maxi (Rivarola) me dijo "necesito una arquera y vas a ser vos". Estuve entrenando para un Nacional de Clubes Menores A, Rosario (Garrido) era la única arquera que había y Maxi necesitaba alguien más".

"El primer recuerdo que tengo fue mi primer partido contra CIEF en Villa María, estaba súper nerviosa y me acuerdo de una atajada a Sofía Palermo, que le atajé el penal, un rebote y creo que nunca me voy a olvidar de eso (risas)".

¿Cuál fue su mejor partido?

"Sin dudas, la semifinal contra Argentinos Juniors el 20 de mayo del 2017. Yo lo recuerdo como mi mejor partido, pero también lo que representó para nosotras como club (Comercio), estando en semifinales en nuestra casa, ganarle a un equipo de FEMEBAL. No hay forma de sacarme ese partido, ese día, de mi mente".


¿Cuál es su mejor recuerdo dentro del handball?

"El mejor recuerdo que tengo fue los Juegos Evita en Mar del Plata que salimos campeonas (2017), el mismo equipo que había salido segundo el año anterior (perdió la final por un gol). Ese año le pudimos ganar al mismo equipo y fue, sin dudas, uno de los mejores sentimientos y ahí me di cuenta que las revanchas existen en el deporte".

¿Cuál fue la peor sensación dentro de una cancha?

"Cuando perdimos la semifinal con Córdoba frente a FEMEBAL en el 2018. Porque se nos podía dar, ese año era el nuestro, teníamos una camada súper linda, teníamos todo para ganar, pero malas decisiones técnicas nos llevaron a perder. Hubo sentimiento de impotencia de no poder hacer más nada para el equipo, dar todo y, sin embargo, terminar mal".


¿Quién fue el mejor entrenador a lo largo de su carrera?

"Bueno, en esto no hay comparación. Por lejos, el primero fue Maxi, fue mi entrenador desde que llegué al club con siete años, hace diez años soy alumna de él. Es prácticamente mi papá, estoy acostumbrada a cómo nos trata como si fuésemos sus hijas y las enseñanzas que nos deja además de lo deportivo, marcas que nunca podremos borrar".

"Además, me gustó mucho la forma de Carlos Napolitani el año pasado en la selección de Córdoba, ya que nos dió muchas oportunidades a mí y Mili (Kahl) cuando se nos complicaba desde acá. Es muy parecido a las cosas que quiere Maxi, así que no fue difícil adaptarme".


¿Un sueño a futuro dentro del handball?

"Cada vez que se van cumpliendo, hay que ir renovándolos, no hay que perder la cabeza ni dejarse estar. Mi primer sueño fue ser valla manos vencida en un Sudamericano con la selección argentina (2017), lo logré y pude tener ese reconocimiento. A futuro, probablemente sea desde lo deportivo poder viajar a un mundial con Argentina".


¿Con quién se entendió mejor en una cancha?

"En las selecciones es muy complicado elegir a alguien porque en general los procesos, por más que lleve muchos años, no suelen ser muy largos. En la misma posición probablemente Agustina Santa María ó Mica Marsonet, pero en otras posiciones con la que más me entiendo, con la que mejor me llevo, creo que es Talía (Tobares). Somos muy buenas compañeras dentro de la cancha".

¿Qué significa Comercio en lo personal?

"Tengo muchos sentimientos para describir mi club. Para mí, es todo, me cuesta un montón pensar en que algún momento no voy a estar. Siento mucho amor por el club y las personas que forman parte, me hizo conocer mil cosas, mucha felicidad, es único la verdad. Ser de Comercio y jugar en Comercio es un sentimiento que sólo te lo pueden explicar una vez que lo vivís, no podés explicarlo con palabras".


¿Qué es el handball en su vida?

"El handball es un sentimiento aparte, me hizo aprender muchas cosas y, no tan sólo deportivamente, lugares, me hizo conocer una forma de ver las cosas porque el handball no es un deporte que haga todo el mundo, no es un deporte que le guste a cualquiera. Es la forma más fácil que tengo para distraerme y salir un rato de lo que es el mundo".

¿Qué significa lucir la camiseta argentina?

"Siempre que me lo preguntan me pongo muy emotiva. Sin dudas, es el sueño de muchas personas, sean deportistas o no, llegar a vestir la camiseta. Siempre cuento cuando escuché el himno por primera vez en un partido de selección oficial, no podía creer dónde estaba y después venir acá, estar en la escuela, escuchar el mismo himno. Ya no sos solamente vos, son quince chicas que están representando a 44 millones de personas. Me encanta, me fascina, es algo que haría un millón de veces más y cada esfuerzo vale la pena por vestir esa camiseta".


Protagonista en cada partido de Comercio de Villa Dolores en Federación Cordobesa de Handball y en los Nacionales de Clubes, habitué permanente de la selección de Córdoba y desde hace algunos años de los procesos de selección Argentina en categorías formativas, Aballay también fue campeona sudamericana en Asunción del Paraguay y Premio Estímulo, distinción que otorga todos los años el prestigioso diario La Voz del Interior. Anna quiere seguir escribiendo páginas en su libro completo de historias dentro del handball.














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