sábado, 18 de abril de 2020

Santo corazón

Juan Cortes analiza su carrera con PDT. Sus inicios, su plena identificación con San Martín, su admiración por Francescoli, su experiencia familiar en Indonesia, actualidad, mirada realista del fútbol de Traslasierra y mucho más con un jugador que disputó las cinco categorías del fútbol argentino.


FUENTE: PDT

El año 2006 quedará marcado a fuego para Juan Manuel Cortés. Su papá Daniel había perdido la vida y tiempo después, él había señalado el gol del ascenso de San Martín de Tucumán a la Primera B Nacional en ese entonces, tanto que catorce años más tarde sigue replicándose en los corazones de la Ciudadela tucumana, hinchas que lo veneran cada vez que recuerdan el gol de su vida.

El delantero quilmeño actualmente ejerce el cargo de Secretario de Deportes de la Municipalidad de Mina Clavero, es coordinador de Juventud Unida, juega en la institución de Villa Luján y tiene a su cargo la Escuela de Fútbol Juan Manuel Cortes, que pertenece a la red de escuelas Talleres de Córdoba.

En un alto de su actividad profesional, Cortes añora su carrera con Panorama Deportivo Transerrano y gentilmente dispone de parte de su tiempo para atendernos.


¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol hasta debutar en primera división?

Mis comienzos fueron en Quilmes, en la Provincia de Buenos Aires, donde yo nací. De chico, donde vivíamos no había un club con cancha de once cerca, entonces con mis amigos jugábamos al fútbol cinco, en una sociedad de fomento jugábamos fútbol de salón. Mucho en la calle con mis amigos, en las esquinas, en los baldíos, en la calle se aprende mucho también.

Después, a los quince años, vine acá a Mina Clavero donde llegué a edad de cuarta en Club Juventud Unida. Tuve un año en cuarta división, después ya me subieron al plantel de primera y me tocó ir a Córdoba casi a los 17 años, a Belgrano.

Estuve un año en cuarta, salimos campeones invictos, una hermosa categoría teníamos. Jugamos con línea de tres, el stopper era Gastón Turus y varios chicos que han andado bien pero que no les tocó llegar.

Después jugué en la primera local de Belgrano con muy buenos rendimientos. Ahí también estaba Franco Amaya, varios jugadores que después llegaron a primera. No estuve mucho tiempo y me subieron al plantel profesional.

Me tocó debutar de la mano de Reinaldo Carlos Merlo, en cancha de Ferro contra Argentinos Juniors. Empatamos 1 a 1, la verdad que fue un momento soñado para mí, era lo que había esperado toda mi vida.

¿Siempre fuiste delantero o en algún momento jugaste en otra posición?

Generalmente siempre fui delantero, nunca jugué en otro puesto en inferiores. Quizás en Juventud, un poco por las necesidades, me tocaba jugar un poco más atrás. De grande, me ha tocado cumplir otras funciones de media punta, enganche y hasta de volante en alguna ocasión.

¿Qué referentes o ídolos tenías en tu infancia?

Como referente, sacando a Maradona que es el ídolo de todos, fue Enzo Francescoli. Sino fuese por Maradona o Messi en la actualidad, sería mi ídolo máximo por una cuestión de jerarquía, estilo de juego. Siempre lo admiré a Enzo y después en el puesto también obviamente a Gabriel Batistuta y también a mí me gustaba mucho, que era la discusión que teníamos con mi padre, Juan Pablo Angel, que en sus comienzos en River anduvo muy bien.


¿Cuál fue el gol que más gritaste en tu carrera y porqué?

El gol que más grité fue el gol del ascenso con San Martín de Tucumán. Por todo, por cómo se dió la situación y lo que habíamos vivido el miércoles anterior. Nosotros tuvimos un gran campeonato, salimos campeones en Córdoba del torneo contra Racing y después nos tocó jugar la final por el ascenso contra Villa Mitre de Bahía Blanca, que había sido el campeón de la primera rueda.

Ellos estaban desarmados, no estaban pasando un buen momento. Fuimos a Bahía, empatamos 2 a 2 y ya teníamos todo preparado para la vuelta, para que sea un domingo de gloria en Tucumán. Empatamos 1 a 1, fuimos a penales y nos tocó perder.

Ahí nomás nos tocó la promoción con San Martín de Tucumán, el miércoles siguiente, a tres días de haber perdido esa final, con estadio repleto en Tucumán, la gente empujó muchísimo. Si bien se sentía mucha presión, mucha tristeza por lo que había pasado el domingo, había esperanza.

Ese gol fue una descarga para todos, para el público, para nosotros, para mí en lo personal, hermoso para mi familia. Ese gol, sin dudas, fue volver a vivir. Hay un fotógrafo en Tucumán que tiene una foto hermosa de ese gol y lo publicaron como "el gol de la vida". Lo guardo en mi corazón para siempre.

¿Cuál fue el mejor equipo que integraste?

Ese de San Martín de Tucumán que logramos el ascenso. Por la propuesta, más allá de los nombres que había excelentes jugadores. Juan Monje, Leandro Ávila, el Ratón ibañez, Juan José Morales, Jairo Morales Santos, Cristian Zárate.

Lo que más me atraía, me gustaba, me hacía a mí jugar bien, era la propuesta que teníamos. Jugábamos con línea de tres, cuatro volantes, dos interiores y dos por afuera, un enganche y dos delanteros.

Había mucha gente en todo momento, tenía mucho contacto con la pelota, teníamos que sacrificarnos mucho. Era muy tentador, a Carlos Roldán, que era el técnico, le gustaba atacar mucho. Ahí aprendí mucho de sacrificio, tuve que cambiar mi manera de jugar para poder jugar en san Martín.

Soy un agradecido también, porque eso me terminó enseñando para la vida, aprender de qué manera hay que afrontar y tomar las cosas. San Martín ha sido muy importante en mi vida.


¿Cuál fue tu mejor momento en el fútbol?

A ese nivel de entrenamiento, mi mejor momento en el fútbol, cuando uno vive y se prepara para eso, llega entre los 25 y 27 años. Yo justo estaba en San Martín de Tucumán y fue una temporada bárbara, me tocó meter un montón de goles, me sentía muy bien y cómodo.

Después, los primeros seis meses en Santamarina de Tandil con 26 años y a los 27 en Sunchales. Ese año fue muy bueno en lo personal, me sentía con todo, con la experiencia ya de haber recorrido algo y todavía me sentía en condiciones de hacer mucho. Esos tres lugares fue donde mejor me sentí.

¿De qué entrenadores aprendiste más?

De todos se aprende algo, muchos te van dejando ciertos aspectos desde lo futbolístico, metodologías de entrenamientos. De Carlos Roldán fue de quien más aprendí. Él era un adelantado para esa época, hacía muchas cosas que los técnicos hacen hoy. Marcó mucho mi vida en ese sentido.

Después tuve otras personas muy importantes a nivel nacional como Mostaza Merlo, Carlos Mac Allister, que apuntaban un poquito más a lo motivacional, como Yagui Forestello, de quien aprendí la importancia de los grupos, a trabajar en ese sentido. Lo he tenido poco tiempo, la verdad que es una excelente persona y muy buen técnico.

De Carlos Ramaciotti aprendí mucho todo lo que es pelota parada y la importancia que tenía todo ese tipo de cosas.

¿Cuál fue el defensor que mejor te marcó?

No soy muy bueno para recordar y retener nombres. Hay alguna foto que me ha tocado que me marque Pena o el Flaco Schiavi en su momento. Encima yo era chico, no recuerdo si tenía muchas condiciones, lo que sí recuerdo era que me pegaban y bastante.

Después me tocó enfrentar en una final al Flaco Rezzonico, yo con San Martín y él en Racing, y también es un tipo que va muy bien de arriba, muy fuerte.


¿Cuándo llegaste a Mina Clavero?

Llegamos con mi familia en el 95. Mi papá vino a Mina Clavero a trabajar por el verano. Estuvo quince días, nos trajo a nosotros supuestamente para que vengamos a pasar las vacaciones.

Resulta que, como les debe pasar a muchas familias acá, no nos fuimos más, nos enamoramos del pueblo, la seguridad y el lugar donde se vivía era hermoso, así que mis padres tomaron la decisión de venirnos a vivir acá.

¿Cómo fue tu experiencia en un lugar tan exótico como Indonesia?

A Indonesia primero fui solo tres o cuatro meses, fuimos a probar a dos clubes allá. Después tuve la suerte de conseguir club en la capital (Yakarta), que fue donde fuimos a vivir nosotros.

Mi señora fue embarazada de siete meses de mi hija Mía, que nació allá, Mía es indonesa. Del momento que nació, la hicimos argentina. Fue una experiencia, hoy por hoy, en el tiempo recordarlo parece una locura que nuestra hija haya nacido allá.

Es un país hermoso, tiene una cultura totalmente diferente a la nuestra. La capital tiene muchísimos habitantes y se vive a otro ritmo. Es una mega ciudad, inmensa, hay hermosos lugares, muy lujosos.

Nos tocó un año hermoso en lo familiar y en lo futbolístico también, a mí me fue muy bien allá. Me tocó ser goleador del campeonato, tuvimos en un buen equipo con otra familia de argentinos.

Vivíamos en un complejo, se entrenaba muy temprano por el calor y a la tarde teníamos tiempo libre. Tuvimos la posibilidad de vacacionar en Bali, que es un lugar paradisíaco que queda en ese mismo país.

La experiencia en Indonesia fue muy positiva, a nivel deportivo y familiar. La pasamos muy bien, mi señora se sintió cómoda, mi hijo también y Mía, que es indonesa, hoy por hoy, se encuentra acá y tiene su país allá lejos.


¿Quién es el mejor delantero argentino del momento?

Del fútbol argentino Matías Suárez, el delantero que más me gusta. Después le sigue Nacho Scocco, gustos personales, verdad? En Europa, me parece que Lautaro (Martínez) está un pasito arriba del resto, está pasando un gran momento y creo yo que es uno de los mejores delanteros argentinos en Europa.

Kun (Aguero) también se mantiene vigente en el City, pero no quiero dejar de nombrar a quien, para mí, va a ser el mejor nueve del momento, en los próximos años, que es el noruego Haaland. Tiene el manual del delantero ese chico y me parece que viene para quedarse.

¿Te gustaría seguir vinculado al fútbol desde otro rol?

Sin dudas que mantengo la esperanza de volver al fútbol grande. Es algo para lo que me estoy preparando, estoy estudiando, estoy haciendo algunas cosas con la esperanza y la expectativa del día de mañana poder trabajar algún día en algún club importante.

Hoy en día estoy en Juventud trabajando con los niños, con los juveniles, tengo una escuela de fútbol para los más chiquitos. Es algo que me apasiona, es mi vida el fútbol, la verdad que no podría vivir sin estar vinculado de alguna manera al fútbol. Soy feliz haciéndolo, me hace muy bien.


¿Qué dificultades observas en el fútbol transerrano?

Nuestras ligas tienen problemas más o menos parecidos, si bien Liga San Alberto está más complicada por los días de entrenamientos, las formas, creo que en Dolores se entrena un poco mejor.

El problema es muy evidente y no veo una solución pronta posible. El problema está en la formación, no tenemos gente preparada para conducir las divisiones inferiores. Nuestros dirigentes no toman la rienda y realizan un sistema y una forma de campeonato para que los chicos puedan irse a probar a los 13, 14 años.

Tienen que tener las mismas herramientas para luchar de igual a igual contra chicos de Bell Ville, de otros lugares de Córdoba que tienen mejores posibilidades que los nuestros, ya sea desde la cantidad de entrenamientos que tiene cada niño, de la cantidad de partidos o competencias que disputa cada niño al año o de las dimensiones de la cancha en las que juega.

Acá, los chicos de once años recién tienen su primer año en fútbol once, siendo que en Córdoba ya a partir de los siete años los chicos ya juegan fútbol de once. Esa inexperiencia nuestros chicos la pagan más allá de la cuestión física, del entrenamiento mental.

Hay un montón de cosas en las cuales nosotros estamos a años luz de eso y no creo que sea porque las instituciones no tienen plata o no hay recursos económicos, sino que me parece que no se está apuntando bien y hay que tomar algunas decisiones para ayudar a fortalecer y empezar a pensar en que nuestros niños crezcan y tengan otras posibilidades.

No se les está dando la posibilidad a los niños de llegar a los catorce años mejor formados. Los que llegan son súper dotados, como el caso de Martín Garay. Si bien en Juventud él recibió una formación aceptable, creo que es más por una cuestión de condiciones propias, innatas que puede tener, a lo que se ha llevado de los clubes de acá, de la zona. 


Belgrano, Racing, San Martín de Tucumán, Santamarina de Tandil, Tiro Federal de Rosario, Unión de Sunchales, Coquimbo Unido de Chile, 9 de Julio de Rafaela, Batavia Union de Indonesia, Boca de Río Gallegos y Juventud Unida de Mina Clavero. En las cinco categorías del fútbol de AFA.

39 años y una carrera superlativa, brillante dentro y fuera del campo de juego. Correcto y de buenos modales con los adversarios, líder y ejemplo para sus compañeros y alumnos, imagina su futuro vinculado al fútbol, como no podía ser de otra manera. 

Graciela, Marisel, Juan Bautista, Mía y Eva disfrutan su presente. Ah, su papá lo acompaña a cada instante, desde algún lugar del cielo. Como en aquel gol que le dió un ascenso al santo tucumano. Como aquel 2006 inolvidable en su vida.


















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