La tranquilidad del Valle de Traslasierra lo arrimó a la localidad de San Huberto, ubicada en el Departamento San Alberto de la Provincia de Córdoba, sobre la Ruta Nacional 20, tres kilómetros al sur de Nono, de la cual depende administrativamente.
Allí pasa sus días Alejandro Lotterio, quizás aguardando alguna oferta formal que lo vincule nuevamente dentro del ambiente del básquet, después de dejar Barrio Parque a finales de mayo del año pasado por cuestiones familiares.
A continuación, la jugosa y rica entrevista que pudo realizar Panorama Deportivo Transerrano con el hombre oriundo de Morteros, hace 16 años campeón olímpico con la Selección Argentina en Atenas.
¿Hace cuánto tiempo vive en la zona y porqué llegó al Valle de Traslasierra?
Hace un año que estoy viviendo directamente en San Huberto, cerca de Nono, pero desde el año 2005 compramos este terreno y empezamos a construir, y a partir de ahí, siempre estamos viniendo cada quince días o toda la semana depende cómo se podía o instalarse acá por ejemplo en invierno, donde era mi período de vacaciones por el básquet.
¿Qué recuerdos tiene como jugador de básquet?
Mi paso como jugador ha sido muy efímero porque he jugado solamente en categorías formativas y a lo mejor en primera, en la ciudad de Morteros donde yo nací. Estuve ahí hasta que vine a estudiar Educación Física a Córdoba y, a partir de ahí, no jugué más. Me dediqué, al comienzo, a entrenar en la parte física con un entrenador que ya falleció (Tata Flores), conocido por muchos en la Provincia de Córdoba.
Con él me fui haciendo, estuve de asistente también, en aquella época se hacía de todo un poco y, después, comencé a hacer el curso de entrenador de básquet.
¿Cuántos años estuvo al frente de Barrio Parque y cuáles fueron los motivos que lo alejaron de la institución allá por mayo del 2019?
Mi paso por Barrio Parque tiene distintas etapas. La primera fue en el año 92', estuve hasta el 94' que estaba en Primera B de Córdoba y ascendimos a la Primera A. Después de ahí, me fui como asistente de Rubén (Magnano) a Posadas con Luz y Fuerza. Seguimos en el básquet profesional en la Liga A hasta el 2000, terminamos en Buenos Aires con Boca Juniors.
A partir de ahí, me volví por cuestiones familiares, Rubén siguió con la selección, yo también estaba integrando ese staff. A partir de ahí, vuelvo a Barrio Parque, estuve hasta el año 2006 que ascendimos a la B y jugamos la B.
Luego me fui a dirigir el mismo TNA a Charata, luego volví, estuve dos años como asistente en Atenas con Rubén y al próximo año me fui a Unión de Sunchales. Vuelvo a Parque en 2011 y estuve hasta finales de mayo del año pasado.
La decisión que tuve que tomar de dejar el equipo fue por una cuestión familiar, de una enfermedad de un nieto. Tuve que viajar a España prácticamente de urgencia, creo que era la decisión que debía tomar y tuve que dejar el equipo en ese momento, no muy satisfactorio para mí, porque la verdad estábamos por jugar, digamos, la final de nuestra zona. Haber hecho todo el esfuerzo, pero la verdad no podía.
¿Decidió tomarse un tiempo o definitivamente todavía tiene intenciones de seguir dirigiendo?
Dejé momentáneamente y por ahora estuve sin hacer nada, no estuve trabajando directamente con equipo, pero creo que si hay alguna oferta que puede ser útil voy a continuar, sino alguna otra cosa relacionada con el básquet seguramente. Igual, uno siempre sigue haciendo cosas, viendo y observando cómo es el desarrollo y movimiento de este deporte.
¿Qué significó Rubén Magnano para su carrera como entrenador? ¿Qué cosas aprendió de él específicamente?
Primero, es un amigo, hicimos el curso de entrenador juntos, trabajamos juntos en Atenas en la primera época junto a Walter Garrone, a partir del año 89'. Todo un desarrollo, una amistad y fue una gran alegría trabajar juntos. Aprendí mucho de él, de su forma, siempre resolviendo cosas.
Walter fue un poco nuestro maestro en todas las etapas, porque también trabajé con él en la escuela de entrenadores que tenía él. Me ayudó mucho en toda mi carrera a ver distintas situaciones, a siempre tratar de ayudarme y que fuera viendo distintas cosas. Uno después se va nutriendo de un montón de entrenadores que va viendo, observando. Tuve la posibilidad de trabajar en la selección con Fernando Duró, uno va observando sus métodos, sus convicciones. Siempre uno debe estar preparado para aprender.
¿Cuál fue su mayor alegría dentro del básquet?
Las alegrías que me dió el básquet son muchas, porque no es sólo un logro, un campeonato. Los torneos que ganamos con Atenas en Liga Nacional fueron de mucha alegría, muy importantes. Tuve una alegría enorme cuando Argentina ganó la medalla de oro en los juegos olímpicos. Me alegra por haber llegado a situaciones finales con Barrio Parque y todo el proceso que estuvimos haciendo, eso lo valoro en todas las situaciones.
¿Qué recuerdos tiene de aquel Open Mc Donalds de París con Atenas? Se pudo observar hace algunos días una foto con Michael Jordan, ¿qué se acuerda?
De ese torneo Mc Donalds en el año 97' en París la verdad fue muy importante, para nosotros totalmente distinto. La primera vez que nos íbamos a enfrentar a equipos internacionales, con jugadores internacionales que teníamos que "scoutear" y ver, a veces aprendernos los nombres y verlos. Para mí, era toda una novedad, un desafío. Veía todos esos jugadores y no sabía si me tenía que sacar una foto (risas) o tenía que enfrentarlos. Una experiencia inolvidable.
Con Jordan nos hemos visto varias veces, estamos en esa foto, pero realmente lo veíamos porque parábamos en el mismo hotel. Ellos se levantaban muy temprano, se iban a entrenar, pero nosotros también copiábamos esos movimientos y nos íbamos a desayunar temprano para poder verlos a ellos y, aunque sea, saludarlos de lejos. La verdad que gratos momentos.
¿Qué virtudes tenía ese equipo argentino que fue campeón olímpico en Atenas 2004?
La mayor virtud de todos esos jugadores es que se brindaron por el equipo, dejaron sus egos, su protagonismo de lado para brindarse, jugar en equipo y jugaban muy buen básquet. Muy generosos todos y creo que esa fue la clave. Las virtudes que cada uno tenía las ponían al servicio del equipo, aparte de tener una mentalidad fuertísima, de no aflojar nunca, de estar siempre queriendo ser los mejores, queriendo enfrentar a este o al otro para demostrar cuánto se valían.
Tuvo mucho que ver el subcampeonato del 2002, que los dejó a todos ahí en la puerta de ese evento. Esa derrota en la final fortaleció el proceso y ellos se dieron cuenta que podían estar con una medalla. Jugaron muy bien en toda la serie, tuvimos un equipo sin fisuras y todos los jugadores del plantel se brindaron para eso.
¿Porqué el seleccionado argentino de básquet mantiene su vigencia en cuanto al protagonismo de los últimos años?
La selección de básquet se mantiene vigente porque hay un espíritu de equipo. Una cosa que estos jugadores de la Generación Dorada dejaron como legado es el espíritu de equipo y todo el que va a la selección se brinda por ello.
Los entrenadores que han pasado por ahí todos trabajan en pos de la selección, sin egoísmos, sin pedir nada, entregando. Creo que eso tiene mucho que ver, ese conglomerado de cosas que te hacen llevar a lograr éxitos, como pasó ahora últimamente.
¿Quién es el mejor jugador argentino en la actualidad?
En este momento, el mejor jugador argentino que está jugando en Europa es Facundo Campazzo. Está desplegando un básquet fantástico, de alto nivel y conduciendo uno de los equipos, para mí, top dentro de Europa, así que no es menor el dato. Yo creo que por el momento, también pienso, es uno de los posibles jugadores convocados a la NBA.
¿Quién fue el mejor jugador que dirigió ya sea como asistente o entrenador principal y porqué?
Son dos los jugadores. Marcelo Milanesio, por su capacidad táctica y su humildad y el otro Fabricio Oberto por su capacidad de superación y lectura de juego.
¿Qué nivel observó en los equipos de Traslasierra y en qué deberían hacer más hincapié o trabajar más para el crecimiento de nuestro básquet?
Por lo poco que yo pude observar, no ví muchos equipos, pero creo que el nivel, me parece, debe mejorar y eso va a suceder en cuanto más dedicación de tiempo y horarios le pongan a los entrenamientos, la infraestructura que se dispone para los mismos, la cantidad de chicos que practiquen básquet y tengan un proceso de entrenamientos de los siete, ocho años en adelante.
Todas esas cosas creo que hacen a mejorar el nivel de competencia y la competencia también tiene que estar acorde a lo que son los grupos de entrenamientos de los jóvenes. Mucha competencia es mala y poca también, tiene que estar todo en su medida. Tratar de aumentar la cantidad de chicos que practiquen básquet, la cantidad de clubes, tratar de tener competencia con otras asociaciones, jugar provinciales, cosa que vayan viendo y elevando el nivel de cada uno y viendo las exigencias que hay. De acuerdo a eso, cada uno se va a ir preocupando y preparando para estar cada vez mejor.
¿Le gustaría involucrarse, desde algún rol, en el básquet de la zona?
Desde el momento que uno está en el desarrollo del básquet, cualquier punto es bueno para dar una mano, para poder mejorar situaciones y en lo que esté a mi alcance. Yo puedo colaborar con eso para mejorar nuestro nivel. Lo que queremos es siempre trabajar o hacer algo por el basquet que nos ha dado tanto.
Dirigió todas las categorías del básquet argentino, ¿le quedó alguna cuenta pendiente como entrenador?
Como entrenador, uno siempre tiene cuentas pendientes. Hay veces que se logran las metas que uno pretende o los sueños que uno quisiera tener con respecto a esto y otras veces no. Esperemos que se puedan concretar algunos sueños y sino será así.
No estoy acá para forzar nada, simplemente lo que se dió se dió y seguiremos adelante con esto tratando siempre de mejorar, de aprender, de involucrarse con esto que nos apasiona.
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